Nelly Astelli Hidalgo

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Nelly Astelli, laica chilena, nace en 1932 y fallece el 5 de mayo de 2003. Dedicó su vida a la enseñanza y la catequesis, trabajando con distintos sacerdotes jesuitas, en especial con el padre Carlos Aldunate y en la Renovación Carismática Católica, dando retiros de sanación interior. Me permito tomar un texto de su famoso libro: “Salvar lo que estaba perdido” que escribió junto con el sacerdote Alexis Smets S.J: “Dios nos ama tal como somos, pero espera mucho más de mi. La sanación interior consiste en sanar lo que está herido en nosotros. Él quiere reconciliarnos con lo que somos: nuestra historia, nuestro pasado, nuestras heridas, etc…Dios se expresa a través de los acontecimientos de nuestra vida y él sufre con nosotros cuando somos heridos por sucesos desdichados. Pero sólo Él puede sanarnos si nos abrimos a su amor. La mayoría de las veces la base de toda herida es un problema de perdón. Un perdón que hay que dar o recibir. En el perdón encontramos el perdón a los demás, el perdón hacia uno mismo y el perdón hacia Dios. La culpabilidad nos destruye y nos corroe porque ordinariamente somos para con nosotros mismos los peores jueces. Nosotros nos juzgamos más duramente que lo que hace Dios que es amor y ternura. A través de la oración personal, el señor puede venir a sanarme por un texto de las escrituras aparentemente conocido o de algún otro libro, a tocar algún recuerdo o herida que haya malogrado una buena parte de nuestra vida…Lo que en el fondo nos enferma es haber cortado los lazos con Dios, ya que hemos sido hechos a su imagen y semejanza para estar unidos a Él…En la medida en que creemos en la fuerza sanadora de Jesús, el mal pierde todo su poder. No esperemos recibir la gracia de Jesús si no oramos. La oración personal debe convertirse en una actividad muy natural en nuestra vida. El camino de la alabanza es una vía espiritual muy profunda que permitirá al Señor cambiar nuestra vida. Cuando la alabanza se convierta en nuestra carne y sangre seremos herederos del Reino que ya ha comenzado aquí abajo. La voluntad de Dios es que nos dejemos amar por Él”.

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